De paradojas y utopías Portada 

Fanatismo y abyección

 “No se trata de suplir con lo ajeno mis propias
 carencias, sino para expresarme mejor a mí mismo”
Michel de Montaigne, Ensayos, Tomo I, p. 200

1).- Rescoldos del obradorato

Uno de los resabios del López-obradorismo es la polarización social. En familias, grupos de amigos, profesionales y demás, el fanatismo está tan arraigado que la simple mención en contra, es una apostasía, un desafío a la sacrosanta doctrina del “humanismo mexicano” y la “transformación”. Cual profetas y visionarios, los nuevos apóstoles piensan haber resuelto el sentido de la historia. Y que eso será de una vez y para siempre. Hay que ver hoy mismo los desplantes de soberbia, para entender que se ha borrado la línea entre la cordura y la insensatez. La fe fanática es un dogma que, como dijera Isaiah Berlin al citar los versos de Séneca en las Cartas a Lucilio 107.11: “atraen a los que quieren; arrastran a los que se niegan”. (El sentido de la realidad. Sobre las ideas y la historia, Taurus, Madrid, 2000, p.83).

Los sacerdotes -y sacerdotisas- de reciente cuño, tienen en la boca el vocablo “pueblo”. Lo han convertido en un instrumento de legitimación, en sofisma, sin la posibilidad de réplica o crítica. Decir lo contrario es un anatema. Se refieren a “esa especie de diocesillo político -como dice F. Savater en su definición de pueblo- que siempre tiene razón por encima y en contra del ciudadano. Lo importante es lo que quiere el pueblo (es decir, lo que dicen que quiere los que hablan en su nombre), más allá de lo que anhela el ciudadano”. (Diccionario del ciudadano sin miedo a saber, Ariel, Barcelona, 2007, p. 69). Y es que, para los fanáticos y arreadores de la troupe hay un patrón común. “Que esas metas son supremas -vuelvo a I. Berlin- y que los valores supremos deben prevalecer”. (Contra corriente, FCE, México, 2006, p. 448).

2).- El fanatismo y la abyección

Lo que se perfila en México bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, es una tiranía. La “supremacía constitucional” apenas aprobada, es una afrenta al derecho a la libertad. El papel de sumisión del legislativo, cuyos miembros no representan a nadie más que sus propios intereses facciosos y ambiciones personales, es vergonzoso. “El Dios Todopoderoso -decía Carl Schmitt, proclive al nazismo, pero crítico del sistema de su época- se convirtió en el legislador omnipotente”. Las muecas y el sarcasmo de Ricardo Monreal o del palafrenero de Morena, Gerardo Fernández Noroña, revelan el grado de decadencia política en México. “Nada hay en el mundo entero tan solemne -decía mi novelista favorito Joseph Conrad- como el baile de unos perros bien adiestrados”. (Azar, Alianza Editorial, Madrid, 1994, p. 83).

Nuestros legisladores –federales y locales- han resultado serviles y repugnantes. Y siguen empecinados en su dogma, cómplices de nuestra regresión histórica. Aunque ahora se llame transformación, con un país hecho bazofia donde gobiernan los grupos criminales. El papel primordial del Estado, desde Hobbes y Rousseau hasta nuestros días, es poner orden y darle seguridad al ciudadano. Cuando no cumple esa tarea es un Estado fallido. “¿Cómo explicar el bienestar dentro del malestar, entre los restos de democracia y libertad?”, se preguntaba Hans Magnus Enzensberger. (Panóptico, Malpaso, Barcelona, 2016). El endiosamiento del poder ejecutivo algo tiene de patético.

Colofón:

Uno de los pensadores actuales que le ha dado una nueva dimensión a la sociología contemporánea, hace referencia a la obra de Jean Bodin, escrita en 1576, cuyo eje era el poder absoluto y perpetuo en una república. “Y para remachar el significado de absoluto, afirmaba que el gobernante sólo es responsable ante Dios”. (Zygmunt Bauman/Carlo Bordoni, Estado de crisis, Paidós, México, 2016, p. 49). En efecto, pulverizado el Poder Judicial con la renuncia de ministros, magistrados y jueces, ya no habrá árbitro. Y sin árbitro no hay juego. Estamos pues en los límites de la instauración de una tiranía; de un poder absoluto. Pero no se puede dar la espalda a la historia.

Termino con dos citas más. Dice Bauman que Rousseau, que siempre consideró a la democracia como un artificio, sostuvo que “toda ley que el pueblo en persona no haya ratificado, no es ley”. (op. cit., p. 158). Y una más del mismo pensador francés, que refiere –otra vez I. Berlin-: “Es mejor saber lo que son las propias cadenas que cubrirlas con flores”. (Sobre la libertad, Alianza/Ensayo, Madrid, 2012, p. 70). Sobre mi proclividad a las citas, ya me justifiqué en el epígrafe.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Oaxaca tiene grandes valores, hombres y mujeres que han destacado en diversas ramas del conocimiento. Algunos (as), jamás han tenido el reconocimiento en su mismo terruño. Sabemos de ellos, cuando en otros entornos son objeto de homenajes y premios. Es el caso del doctor Rodolfo Navarro Jiménez, uno de los investigadores, únicos en el país, que ha hecho estudios serios sobre la lepra. Prestigiado dermatólogo, acaba de ser admitido como “Académico Numerario”, en la Academia Mexicana de Pediatría. El 5 de diciembre se le impondrá la “Venera” y recibirá el diploma correspondiente. ¡Enhorabuena!   

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